Me encanta la idea de que un poemario sea una voz mirada.
Esa es la interpretación -libre- que yo he querido hacer del poemario de Aquiles García Brito.
Sus poemas, su voz cercana -casi de lo cotidiano diría yo-, hacen que el recorrido por su mundo sea eso, una mirada a lo que tiene que decirnos.
Es un viaje desde la rebelión juvenil, a la madurez serena. De la nostalgia playera, a los sueños sin retorno del destino.
El tránsito desde un sábado de pesadillas domésticas y centros comerciales, a un domingo de pasión y libros por el suelo.
Un paseo del adosado a la playa, con la nieta.
La aventura que va, desde la belleza escondida en un ecógrafo, a una cita casi a ciegas en el parque. De las llamadas perdidas, al amor reincidente.
La distancia que hay del dolor a la aceptación. Del pecho nutriente, al lecho moribundo de la madre. Del naufragio de la vida, a la renacida esperanza. De las palabras vivas en el tiempo, a las lenguas muertas de los malditos.
No se nos va el tiempo, si vivimos tan intensamente como Aquiles. El reloj mejor dejarlo, deliberadamente olvidado, junto a un cubo y una pala en la arena de la playa. Así, cada vez que paseemos por esta orilla de «La voz mirada», nosotros y el poeta seremos un poco más inmortales.
Aquiles García Brito
enero 29, 2013 at 1:17 am
Gracias, Helio, por leer mi poesía. Tu resaña, otra mirada singular sobre ella, otro poema nuevo que escucho con atención.
Helio Ayala
enero 29, 2013 at 1:20 am
Gracias a ti por este regalo.